La
Negra del WhatsApp
Venían
tranquilamente hacía la casa a la hora del almuerzo, en un caluroso mediodía
magangueleño, mi papá al volante, mi mamá en el asiento del pasajero y sus dos
inseparables acompañantes Enalba y Tania, madre e hija, que han vivido por
muchos años con ellos.
El viaje
transcurría normalmente, hasta que mi padre recordó que tenía que hacer una
llamada, pero por estar conduciendo se le imposibilitaba realizarla. Su esposa
un tanto displicente accede a marcar el número, pero al tomar el teléfono
descubre en la pantalla de WhatsApp una mujer negra, caricaturesca, de mal
aspecto y al parecer de dudosa procedencia. La pasajera indignada increpa al
hombre sobre esa fotografía. Él, entre extrañado y preocupado no atina a dar
una respuesta, solo contesta con evasivas y en voz apenas audible:
-Yo no sé.
- Claro, ahora
esto ¿qué enredo será?
-Muestre doña
Cecilia- solicita Tania recogiéndose desde el asiento trasero.
Cuando toma el
aparato y verifica la imagen de la mujer, dice:
-
¡Ay no don Pedro!, usted si ha rebajado mucho el
gusto, que mujer tan fea. Mira mami.
Enalba se
incorpora y también da una mirada, haciendo un gesto displicente y dejando caer
su opinión
-
No Don Pedro, usted ya si perdió todo el buen gusto.
El hombre
arrinconado no halla que más contestar.
De pronto suena el
teléfono de la esposa. Con desgano y de mala manera contesta:
-
¡A ver!
-
¡Hola mamá! - es la voz de su hija mayor que es
profesora en Medellin y quien habla de manera jovial.
-
Ah… hola hija- dijo con un tono de voz un poco más
calmado.
-
Hace rato que estoy llamando, ¿por qué no me habían
contestado? – increpa la mujer
-
No sé, yo no había oído nada- dirigiendo una mirada
escrutadora a su acompañante.
Mientras
tanto, el hombre mira hacia el camino sintiendo un poco de alivio al no ser ya
el centro de atención y cavilando, cuál mujer tan fea podía ser esa que ni
siquiera había alcanzado a ver.
-
¿Y para qué nos llamabas? - preguntó de nuevo la
madre.
-
Para que me vieran- acompañando su expresión con una
sonrisa.
-
¿Cómo así? - respondió con extrañeza
-
Sí, sí, yo le mandé la foto al celular de papá.
-
¿Cuál foto?, yo no he visto nada.
-
Sí, es que como hoy celebramos el día de la raza yo me
disfracé de negra. Quedé tan distinta, nos hemos reído todos aquí en el
colegio.
Sin
decir ni una palabra, de nuevo observa la fotografía y logra distinguir los
rasgos de su hija, y responde de nuevo a la llamada.
-
Sí quedó muy distinta. Bueno ahora hablamos.
-
Bueno mamá- La voz en el teléfono no insiste al sentir
que hay un ambiente tenso.
El
esposo que había seguido el hilo de la conversación al igual que las acompañantes,
pregunta:
-
¿Qué dijo Zuleima vieja?
-
Nada, que la negra es ella disfrazada.
Sin
ninguna respuesta adicional todos sueltan la carcajada. Aunque Tania cierra la
conversación diciendo:
-Ay
Don Pedro de esta ya se salvó.
El
viejo picarón esboza una sonrisa aliviado.
-
-
-
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