Tertulia Literaria La Metamorfosis

Tertulia Literaria La Metamorfosis

sábado, 19 de septiembre de 2020

 

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL COVIT

María Alixon Botero

Nunca como ahora me he detenido a pensar como se aman los musulmanes, porque la puerta de entrada del amor es el rostro y con el hiyab​ dejando cuando mucho los ojos a la vista, el amor se vuelve más una decisión o una necesidad. Es casi increíble que un pueblo con una sensualidad tan grande lo  restrinja al misterio y la voluptuosidad del movimiento, porque condena el rostro al enigma.

Los tapabocas o mascarillas igualmente dejan poco a la vista y además ayudan a fabricar imágenes distorsionadas de las personas. Cuando por ejemplo vemos un rostro cubierto y tan solo acompañado de una mirada, que por lo demás si no es muy impactante, poco deja a la complacencia, construimos una imagen ajustada al deseo o la imaginación y si por alguna razón vemos el rostro completo, generalmente no coincide con nuestra imaginación, dejando una triste experiencia y un vacío que busca llenarse de algún modo, fabricando nuevos prototipos.

Pero volviendo al amor, quien tenga ojos pequeños, sea oriental o esté enfermo de alguna infección óptica, estará en minusvalía para el tema del amor. Porque si su mirada no habla, poco más hay que ver y tampoco hay con que impactar. Aunque quienes más me han llamado la atención son los visitantes consuetudinarios de moteles. El amor en el tiempo del covit debe tener una asepsia y unas condiciones de distancia social que requiere o de un órgano muy bien dotado, o de una gran dosis de indisciplina social, porque como amarse, como fundirse sin tocarse. O de lo contrario a qué se puede ir a un motel. No será a hacer una oración en conjunto o a pedir la clemencia de dios por la especie humana. Lo que me causa más gracia es verlos entrar o salir con sus tapabocas cubriéndoles todo el rostro y protegiéndolos de los males de los virus asesinos, para entrar a acabar con todas las precauciones y desnudar sus cuerpos y sus temores.

El amor es estos tiempos es un amor mediado por la salud pública, pero nunca como antes ha habido un gusto más dulce en romper la norma, en cortar con la prohibición y dejarse llevar por la pasión y el minuto cósmico del placer, para volver al temor cotidiano de la muerte en estos tiempos en que todos estamos puestos en fila esperando que llegue la parca de manera selectiva a escoger  de entre todos, el que seguramente menos ha roto la norma, el que menos se ha perdido entre la piel ajena y entre el que menos ha decidido vivir antes de morir.

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario